lunes, 4 de abril de 2011

Es curioso observar cómo a lo largo de la vida los cambios en nuestra forma de ser se producen sin apenas darnos cuenta. Modificamos el carácter como reacción a determinados acontecimientos y no como resultado de una planificación voluntaria. Se vive, pero se revisa poco la vida, tal vez llevados por la creencia errónea de que la personalidad no cambia. "Uno o una es así, y ya está", suele decirse. Sin embargo, se puede cambiar para mejorar uno mismo y para mejorar las relaciones con los otros. En definitiva, se pueden revisar los patrones de conducta y conformar el carácter más cercano al gusto propio. Además, se quiera o no, en el propio crecimiento personal aparecen necesidades que antes no existían, y esto impulsa a la persona a efectuar modificaciones en su manera de vivir. Ésta necesidad se conoce como crisis, una idea a la que se le asigna de manera habitual un significado negativo porque define una fase en la que la persona experimenta un nivel de angustia mayor de lo normal. 
Para superarlo, y asumirlo, hay que entender que el cambio es natural, y también lo son la incertidumbre y el miedo que trae parejos, porque implican el paso de un estado conocido a otro desconocido, de unos hábitos a otros. El paso de un estado conocido a uno desconocido y la incertidumbre que ésto genera puede producir un aumento de inseguridad. Por eso conviene revisarlas y, si fuera necesario, reformarlas. No siempre resulta fácil, pero a veces no queda más remedio, sobre todo si queremos librarnos de lo que representa un obstáculo para hacer real la posibilidad de ser más felices. No en vano, la motivación para afrontar una situación es siempre satisfacer alguna necesidad.  Las necesidades de las personas van transformándose a medida que van recorriendo las etapas del desarrollo personal, que no siempre se corresponden con los cambios físicos que experimenta el cuerpo, pero sí con la llegada de una nueva etapa en la que se presentan nuevas exigencias. Esa ansiedad ante los efectos del paso del tiempo y los cambios personales ha dado lugar al conocido concepto de las "crisis de la vida".

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