Hacen falta dos para hallar una ecuación de encontrar un culpable.
Hace falta tiempo para tener ganas de desperdiciarlo.
Hacen falta sueños para aferrarse a la realidad.
Hace falta todo, y al final resulta que siempre es lo mismo.
¿Y de qué nos sirve?
No sirve de nada.
Ese es otro disco de Arjona que escuché bastante, porque además cuando salió yo estaba en una situación de que se estaba pudriendo todo con mi novia. Y una vez más, Arjona lo retrató en las canciones, y ésta en especial era toda una descarga.
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