(...) Nadie sabe dónde queda lo que nos quedaba
y nadie sabe cómo cuernos calentar su cama.
Y ahora nos parece viejo lo que nos curaba
y nadie sabe dónde ir con ésta vida en llanta.
Y es que hay una guerra en marcha en la ciudad:
¿A qué no sabés quién perdió de nuevo?
Cruel, el invierno desploma su tristeza sin piedad.
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