miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Qué les queda por probar a los jóvenes en éste mundo de paciencia y asco? ¿Sólo grafitti?, ¿rock?, ¿escepticismo?. También les queda no decir amén, no dejar que les maten el amor, recuperar el habla y la utopía. Ser jóvenes sin prisa y con memoria, situarse en una historia que es la suya, no convertirse en viejos prematuros.

¿Qué les queda por probar a los jóvenes en éste mundo de rutina y ruina? ¿Cocaína?, ¿cerveza?, ¿barras bravas?. Les queda respirar, abrir los ojos, descubrir las raíces del horror, inventar paz así sea a ponchazos, entenderse con la naturaleza, con la lluvia, los relámpagos, con el sentimiento y con la muerte: esa loca de atar y desatar.

¿Qué les queda por probar a los jóvenes en éste mundo de consumo y humo? ¿Vértigo?, ¿asaltos?, ¿discotecas?. También les queda discutir con Dios tanto si existe como si no existe, tender manos que ayudan, abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno, sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente.

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